En el artículo se reflexiona sobre la crisis de la democracia representativa en México, examinando el proceso de democratización iniciado la segunda mitad del siglo XX, identificando los contextos sociales (bonanza y crisis económica, permanencia de un partido hegemónico, autoritarismos subnacionales, movimientos sociales y guerrillas) en los cuales se discutieron y aprobaron las reformas políticas y electorales –se considera que la mexicana es una “transición votada”, precisamente, por la importancia que se le ha dado al cambio institucional gradual y la imposibilidad de identificar una fecha o momento de quiebre o ruptura con el régimen–, y registrando, además, la incorporación en la Constitución mexicana de mecanismos de democracia directa como una alternativa para evitar la agudización de las protestas por mayores libertades y derechos políticos, institucionalizar el conflicto, subsanar la baja legitimidad de las autoridades y aminorar los efectos del déficit democrático en el país.
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Eduardo Torres Alonso
Universidad Nacional Autónoma de México, Facultad de Ciencias Políticas y Sociales. Ciudad de México, México.